En la mañana del 5 de octubre, una alarma sonó en el partido de Lobos, en la Provincia de Buenos Aires, cuando los vecinos presenciaron una fumigación aérea realizada con un dron cargado de agrotóxicos, a tan solo unos metros de sus viviendas. Esta denuncia, que rápidamente se viralizó en redes sociales, pone en evidencia una grave irregularidad: el uso de vehículos aéreos no tripulados (VANT) para la dispersión de productos químicos, una práctica que, hasta la fecha, sigue sin regulación clara en el país.
La Fumigación: Una Lluvia de Veneno
Uno de los afectados relató a Naturaleza.ar que observó "un dron enorme que se elevó por encima de las acacias negras del predio vecino, y comenzó a liberar una lluvia que nos sorprendió por su magnitud y por la extrañeza de la máquina volando". Lo que comenzó como una curiosidad pronto se convirtió en una pesadilla. El mismo vecino, que se mostró muy afectado por la fumigación, describió los efectos inmediatos: "A la noche empecé a sentirme mal, con vómitos constantes y un debilitamiento que no había experimentado antes. Mi esposa, que es médica, llamó al SAME de Lobos, y me administraron hidratación endovenosa, aunque seguí sintiéndome mal al día siguiente".
La denuncia no solo se basa en el malestar físico de los vecinos, sino también en la ilegalidad del acto. Según los abogados de la ONG Naturaleza de Derechos, el uso de drones para fumigar no está autorizado a nivel nacional, ya que requiere una validación específica de los productos químicos que se utilizan. En otras palabras, no se han llevado a cabo los procesos regulatorios correspondientes para habilitar su uso en esta modalidad.
El Decreto que Desregula el Uso de Drones
Este tipo de fumigación, con drones, es el primer caso documentado en Argentina. La desregulación de esta práctica comenzó en julio de 2024, con la publicación del decreto 663/2024, impulsado por el ministro de Desregulación y Transformación del Estado, Federico Sturzenegger. Este decreto forma parte de un paquete de medidas del gobierno de Javier Milei que favorecen al agronegocio, como la reducción de aranceles para la importación de herbicidas como el glifosato, la atrazina y el 2,4-D, productos altamente cuestionados por sus efectos en la salud humana y en el medio ambiente.
El uso de estos vehículos no tripulados no tiene respaldo legal en la Provincia de Buenos Aires, ya que no existen reglamentaciones específicas para la inscripción ni el registro de los VANT. A pesar de esto, el gobierno provincial de Axel Kicillof no ha avanzado en una normativa que regule el uso de agrotóxicos ni en la prohibición de fumigaciones aéreas, tras la suspensión de la resolución N° 246/18 de la exgobernadora María Eugenia Vidal, que habilitaba estas prácticas en zonas rurales.
¿Es Legal la Fumigación en Lobos?
Los abogados de Naturaleza de Derechos sostienen que, si se considera vigente la ley provincial 499/91, la fumigación realizada en Lobos sería ilegal. Esta normativa establece un radio de 2 kilómetros en torno a las zonas urbanas, dentro de las cuales se prohíben las aplicaciones aéreas de agrotóxicos. En este caso, la vivienda afectada por la fumigación se encuentra dentro de ese radio, lo que refuerza la ilegalidad de la acción.
La falta de regulación sobre el uso de drones y la persistencia de las fumigaciones aéreas es un claro reflejo de un vacío legal que deja a los pueblos y las comunidades expuestas a la contaminación por plaguicidas. Además, la dispersión de los productos químicos en el aire puede superar fácilmente el alcance de los 2 kilómetros establecidos por la ley, afectando a muchas más personas de las que las normas actuales intentan proteger.
Los Pueblos Fumigados: Un Problema Nacional
Lobos no es el único caso de exposición a agrotóxicos. La localidad forma parte de la red de pueblos fumigados de la provincia de Buenos Aires, que agrupa a ciudades y localidades que denuncian la grave afectación de sus territorios por el uso indiscriminado de químicos en el agronegocio. En 2020, vecinos de Lobos, junto con organizaciones sociales y ambientales, realizaron estudios de impacto ambiental para determinar el nivel de contaminación en la ciudad. Los resultados fueron alarmantes: se detectaron rastros de pesticidas en todas las muestras de agua, suelo y aire tanto en la zona urbana como rural.
Los resultados de estos análisis evidencian una situación crítica: no solo el agua corriente de la ciudad está contaminada, sino también el agua de lluvia, los cursos de agua cercanos, el aire y los suelos de jardines y plazas. Todo esto subraya el impacto negativo que tiene el uso de agrotóxicos en la salud de los habitantes y en los ecosistemas.
La Necesidad de una Regulación Urgente
El caso de Lobos, y la creciente denuncia de los pueblos fumigados, refleja una realidad que afecta a muchas comunidades rurales y urbanas en todo el país. A pesar de la movilización y las denuncias de organizaciones sociales y ambientales, los gobiernos provinciales y nacionales han preferido profundizar un modelo de producción agrícola que prioriza los intereses del agronegocio sobre la salud de las personas y la protección del medio ambiente.
La situación en Lobos deja en evidencia la necesidad urgente de una legislación provincial que prohíba las fumigaciones aéreas con agrotóxicos, sin excepciones ni lagunas legales. No es suficiente con los 2 kilómetros de radio de protección que estipula la normativa vigente. La dispersión de los plaguicidas es tal que estos pueden llegar a muchas más personas, afectando la salud pública y el medio ambiente. Mientras los pueblos se ven obligados a luchar por sus derechos de manera individual, es crucial que haya una regulación clara y coordinada que proteja a las comunidades de este veneno ambiental.
Es hora de que el gobierno provincial y nacional se haga cargo de la salud de las personas y el futuro de los ecosistemas. La lucha contra el uso indiscriminado de agrotóxicos es un problema de todos, y es necesario que se adopten medidas firmes para evitar que más familias sufran las consecuencias de este modelo productivo que, más que bienestar, trae veneno.