Argentina participa en la COP30 en Brasil tras un año de tensiones y retiro en la cumbre anterior

16/11/2025La Política AmbientalLa Política Ambiental
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Pese a la retórica negacionista del gobierno de Javier Milei hacia la ciencia climática y la Agenda 2030 de la ONU, la Argentina participa oficialmente en la Conferencia de Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP30), que se desarrolla desde el 10 de noviembre en Belém do Pará, Brasil.

La cumbre, que reúne a más de 190 países, es el principal espacio multilateral para discutir la implementación del Acuerdo de París de 2015, y busca definir compromisos de reducción de emisiones y financiamiento climático para la próxima década.

De la retirada en la COP29 al regreso silencioso
La presencia argentina en esta edición ocurre un año después del retiro abrupto de la delegación nacional en la COP29 de Bakú (Azerbaiyán), ordenado por el entonces canciller Gerardo Werthein con el argumento de “revaluar la situación”. La decisión, anunciada en plena cumbre, generó un escándalo diplomático y especulaciones sobre una posible salida del país del Acuerdo de París, algo que finalmente no ocurrió.

Durante 2024, el Gobierno mantuvo una participación discreta en los foros climáticos internacionales. En junio, en las reuniones preparatorias en Bonn, Alemania, Eliana Saissac, directora de Asuntos Ambientales de Cancillería, representó sola al país. En esa instancia, el único planteo argentino fue una observación sobre el uso del término “género” en un documento de Naciones Unidas, al que propuso acotar a “dos sexos, femenino y masculino”.

Quiénes integran la delegación argentina en Belém
En Belém, la delegación argentina está encabezada nuevamente por Saissac, acompañada por Christian Pérez, director de Impacto Climático, y Lilian Biasoli, especialista en transparencia climática, ambos de la Subsecretaría de Ambiente.

A partir del lunes 17 se sumarán el subsecretario de Ambiente, Fernando Brom, y Nazareno Castillo Marín, director nacional de Desarrollo Sostenible y Gestión Climática. Brom —exgerente de empresas como Kraft y Carrefour, sin formación ambiental— disertará en el segmento ministerial de alto nivel, donde los países exponen sus prioridades en materia climática.

Hasta el cierre del fin de semana, el presidente de la COP30, André Corrêa do Lago, confirmó que no había mantenido contacto con la delegación argentina.

Las metas y el discurso oficial
El Gobierno aún no presentó ante la ONU su nueva Contribución Determinada a Nivel Nacional (NDC), el plan que cada país debe actualizar cada cinco años con metas más ambiciosas de reducción de emisiones. Pese a ello, el subsecretario Brom adelantó algunos lineamientos a medios argentinos.

“El objetivo general es lograr simultáneamente sostenibilidad y sustentabilidad. No es una dicotomía, son objetivos compatibles”, sostuvo. Entre las estrategias mencionó la estabilización macroeconómica, la recuperación del federalismo ambiental, la desideologización de las causas ecológicas, el acceso a financiamiento internacional y la producción con conservación.

De esas cinco metas, solo una —la búsqueda de financiamiento externo— está directamente vinculada a los temas de negociación en la COP. Brom explicó que el país espera acceder a donaciones y préstamos blandos de organismos multilaterales como el PNUD o el Banco Interamericano de Desarrollo (BID).

Financiamiento y mercados de carbono
Tras su retiro en 2024, la Argentina perdió la posibilidad de participar en las negociaciones que definieron el nuevo Fondo de Financiamiento Climático 2026-2030, clave para los países en desarrollo. En esta COP, la delegación argentina asiste a las discusiones, pero sin intervenir en los debates sobre financiamiento (artículo 9.1 del Acuerdo de París).

El Gobierno también manifestó interés en integrarse a los mercados internacionales de carbono, que permiten vender reducciones de emisiones a cambio de recursos financieros, aunque no se conoce aún cómo planea implementarlo.

Entre el escepticismo y la presión internacional
La participación argentina en Belém se produce en un contexto de fuerte tensión entre el discurso político del oficialismo y los compromisos multilaterales del país. Javier Milei calificó en reiteradas ocasiones al ambientalismo como “una agenda socialista”, y su administración redujo un 70% el presupuesto real del área ambiental en 2025.

Sin embargo, la presencia en la COP30 refleja la necesidad de mantener un vínculo institucional con la ONU y con los países que financian proyectos de mitigación y adaptación. “Argentina no puede darse el lujo de aislarse de los mecanismos de cooperación internacional”, señalaron analistas consultados.

A un año del papelón diplomático de Bakú, el país regresa a la mesa climática con un perfil bajo, sin anuncios concretos y con una agenda más económica que ambiental.

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