Polémica nota de Infobae: los riesgos de relativizar la fecha de vencimiento en tiempos de ajuste

ACTUALIDAD15/12/2025La Política AmbientalLa Política Ambiental
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Imagen Ilustrativa Infobae

En medio de una crisis económica profunda, con caída del poder adquisitivo, consumo en retroceso y un ajuste que atraviesa la vida cotidiana, Infobae publicó la nota titulada “Por qué estos ocho alimentos se pueden consumir después de su fecha de caducidad y qué tener en cuenta”. Presentada como un consejo práctico para evitar el desperdicio de comida, la publicación omite un elemento central: el contexto social, económico y sanitario en el que ese mensaje circula hoy en la Argentina.

Ajuste económico y mensajes que naturalizan el riesgo

Cuando millones de hogares ajustan su dieta, reducen porciones y reemplazan alimentos frescos por opciones más baratas y de menor calidad, relativizar la fecha de vencimiento deja de ser un consejo aislado y pasa a construir sentido común. Un sentido común peligroso.

La Argentina atraviesa una de las caídas de consumo más profundas de las últimas décadas. El consumo de carne vacuna se desplomó a niveles históricamente bajos, con una reducción de dos dígitos en términos interanuales. Los lácteos, un grupo clave para la nutrición, registran descensos aún mayores: en algunos segmentos, las ventas cayeron cerca de un 20% y en otros superaron ese porcentaje. También retrocedió el consumo de artículos básicos de la canasta diaria.

Este escenario no es neutro. Sugerir que se pueden consumir alimentos vencidos en este contexto funciona, en los hechos, como una legitimación del ajuste sobre la alimentación. El mensaje implícito es claro: si no alcanza, hay que estirar los límites, incluso cuando esos límites tienen que ver con la salud.

Infobae, un medio con llegada masiva y afinidad con el gobierno de Javier Milei, publica esta nota sin problematizar el impacto real que puede tener en una sociedad empobrecida, donde la elección ya no es entre marcas, sino entre comer o no comer.

Desinformación y confusión: un combo peligroso

La nota mezcla conceptos clave de seguridad alimentaria, tratando como equivalentes la fecha de consumo preferente y la fecha de caducidad. Esa confusión no es menor. No todos los alimentos reaccionan igual al paso del tiempo, ni todas las bacterias se detectan con el olfato o la vista.

En un país con problemas estructurales en la cadena de frío, cortes de energía frecuentes y controles estatales debilitados, invitar a “usar los sentidos” como principal criterio de seguridad es, como mínimo, irresponsable. Muchas de las bacterias que provocan intoxicaciones graves no alteran el olor ni el aspecto del alimento.

Góndolas en crisis y consumidores expuestos

A la caída del consumo se suma una práctica cada vez más visible: grandes cadenas de supermercados, comercios medianos y negocios de barrio liquidan productos al borde del vencimiento a precios extremadamente bajos, especialmente lácteos, fiambres y ultraprocesados. La falta de rotación hace que, en muchos casos, productos directamente vencidos permanezcan en góndola, como pan lactal, hamburguesas o panchos.

En las secciones de carnicería, la situación no es mejor. Empiezan a aparecer carnes con colores verdosos, fechas poco claras y carne picada de calidad dudosa, señales evidentes de deterioro. En este escenario, el consumidor queda atrapado entre el precio y la salud, sin información clara ni controles visibles que lo protejan.

La publicación de Infobae no menciona este contexto. No advierte sobre estas prácticas ni sobre cómo la presión económica empuja a aceptar alimentos en condiciones cada vez más riesgosas.

Ambiente sí, pero no a costa de la salud

Reducir el desperdicio alimentario es un objetivo ambiental legítimo y necesario. Pero no puede convertirse en un atajo discursivo que termine justificando que las personas coman peor. La sustentabilidad no puede construirse sobre cuerpos enfermos ni sobre la normalización del deterioro alimentario.

Hablar de desperdicio sin cuestionar la concentración de la industria alimentaria, la formación de precios, la falta de acceso a alimentos frescos y el retiro del Estado de los controles básicos es correr el eje del problema hacia el eslabón más débil.

Cuando informar también es tomar partido

En tiempos de crisis, los mensajes importan. Decir que “no pasa nada” con consumir alimentos vencidos puede parecer un consejo práctico, pero en realidad construye una narrativa donde vivir peor se vuelve aceptable.

La información sobre alimentación no es neutra. Y cuando un medio masivo como Infobae elige este enfoque, no solo informa: toma posición. En la Argentina actual, relativizar el riesgo alimentario no es educación ni conciencia ambiental. Es, lisa y llanamente, militar el ajuste desde la mesa de los hogares.

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