La Patagonia en llamas: incendios, crisis institucional y el vacío en la protección ambiental

15/12/2025La Política AmbientalLa Política Ambiental
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El trabajo en equipo para trasladar equipamiento. Foto: Combatiente Luciano Lobos (Base de Servicio Lago Puelo). masp.lmneuquen

La Patagonia vuelve a atravesar una temporada crítica de incendios forestales que pone en evidencia una combinación peligrosa: condiciones climáticas extremas, fragilidad institucional y una política ambiental cada vez más debilitada. En distintas zonas de Río Negro, Chubut y Neuquén, el fuego avanza sobre bosques nativos, áreas protegidas y territorios cercanos a comunidades, dejando a su paso miles de hectáreas arrasadas.

El impacto no se limita al paisaje. Cada incendio representa una pérdida profunda de biodiversidad, un retroceso en la capacidad de los ecosistemas para regular el clima y el agua, y una amenaza directa para la salud y la seguridad de las poblaciones locales.

Una emergencia que se repite y se agrava

Los incendios forestales en la Patagonia ya no pueden ser considerados episodios excepcionales. La combinación de sequías prolongadas, olas de calor cada vez más frecuentes y vientos intensos crea un escenario ideal para la propagación del fuego. A esto se suma la acumulación de material combustible en los bosques y la expansión urbana sobre zonas de interfase, donde el riesgo es mayor.

La temporada actual muestra incendios de comportamiento más agresivo, difíciles de contener y con tiempos de control mucho más largos que en décadas anteriores. El cambio climático actúa como un multiplicador del problema, intensificando fenómenos extremos y acortando los intervalos de recuperación de los ecosistemas.

Medidas preventivas insuficientes

Frente a este escenario, se anunciaron restricciones al uso del fuego en áreas protegidas de la Patagonia norte como medida preventiva. Sin embargo, estas decisiones llegan en un contexto donde la prevención estructural sigue siendo una deuda pendiente. Las prohibiciones temporales, por sí solas, no alcanzan para reducir un riesgo que se construye durante todo el año.

La falta de políticas integrales de manejo del fuego, educación ambiental sostenida y planificación territorial adecuada deja a vastas regiones expuestas a incendios cada vez más destructivos.

Parques Nacionales con menos recursos y menos personal

Uno de los aspectos más preocupantes de la actual emergencia es el debilitamiento de las capacidades del Estado para prevenir y combatir los incendios. En la región patagónica, distintas áreas de Parques Nacionales enfrentan una reducción sostenida de personal técnico, brigadistas, guardaparques y equipos administrativos clave.

La pérdida de puestos de trabajo, la no renovación de contratos y la falta de incorporación de nuevos profesionales impactan directamente en tareas esenciales como la vigilancia territorial, el mantenimiento de infraestructura, la detección temprana de focos y la coordinación de operativos de emergencia.

Con menos personal en territorio, la respuesta ante incendios se vuelve más lenta y limitada, aumentando el riesgo tanto para los ecosistemas como para las comunidades cercanas.

Comunidades expuestas y daños a la salud

Los incendios no afectan únicamente a zonas alejadas. En varias localidades patagónicas, el humo denso y persistente deteriora la calidad del aire durante días o semanas, generando consecuencias directas sobre la salud pública. Problemas respiratorios, irritaciones, crisis asmáticas y cuadros de estrés se vuelven frecuentes en contextos de incendios prolongados.

Además, la amenaza constante del fuego obliga a evacuaciones preventivas, interrumpe actividades económicas y genera un impacto psicológico profundo en las familias que viven bajo la incertidumbre de perder sus hogares.

Bosques nativos y biodiversidad en riesgo

Los bosques andino-patagónicos albergan una diversidad biológica única, con especies que no existen en ningún otro lugar del mundo. La destrucción causada por el fuego implica décadas —y en algunos casos siglos— de pérdida ecológica, ya que la regeneración de estos ambientes es lenta y frágil.

La degradación de los bosques también afecta funciones ambientales clave: disminuye la capacidad de capturar carbono, altera los ciclos del agua y favorece procesos de erosión que agravan los impactos de futuras lluvias o sequías.

Una crisis ambiental que exige respuestas estructurales

La recurrencia de incendios forestales de gran escala expone la falta de una política ambiental sostenida y de largo plazo. La prevención, el combate del fuego y la restauración de los ecosistemas no pueden depender de respuestas de emergencia ni de presupuestos recortados.

Fortalecer los equipos de Parques Nacionales, garantizar condiciones laborales dignas para brigadistas, invertir en tecnología de detección temprana y promover un ordenamiento territorial que reduzca riesgos son pasos indispensables para enfrentar una crisis que ya es estructural.

Ambiente, clima y salud pública

Los incendios en la Patagonia son una expresión concreta de la crisis climática y ambiental que atraviesa el país. No se trata solo de árboles quemados, sino de aire contaminado, agua afectada, fauna desplazada y comunidades expuestas.

Proteger los bosques nativos es también proteger la salud pública y el futuro ambiental de la Argentina. Sin un Estado presente, con recursos y planificación, el fuego seguirá avanzando sobre uno de los patrimonios naturales más valiosos del país, dejando consecuencias que se sentirán mucho más allá de cada temporada de incendios.

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