Otra secuela de la sequía: la bajante de las napas

La escasez de precipitaciones de los últimos años trajo consecuencias directas en los vecinos que no tienen servicio de agua corriente. Una empresa dedicada a realizar perforaciones explicó que la demanda se multiplicó por 10 y que hay una demora de hasta 2 meses.

ACTUALIDAD31/03/2023La Política AmbientalLa Política Ambiental
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El problema comenzó el verano pasado pero durante este año -que fue calificado como el octavo más seco de toda la historia en Argentina- la situación se agudizó. La sequía y las altas temperaturas no solo trajeron secuelas en los cultivos y las producciones agrícolas sino también en los domicilios que no cuentan con el servicio de agua corriente: las napas bajaron abruptamente y cientos de bombeadores dejaron de cargar los tanques domiciliarios.

Según los datos de la Estación Meteorológica de la Universidad Nacional de Luján, el año pasado fue el de menores precipitaciones desde que la casa de altos estudios toma registro en 1988. Aunque a eso hay que sumarle los récords negativos de 2020 y 2021, que también estuvieron muy por debajo de la media.

El cuadro excepcional de falta de precipitaciones y sequía histórica provocó un descenso abrupto en el nivel de las napas y generó dificultades para extraer el suministro de agua de pozo, primero en aquellas perforaciones antiguas que captan a bajo nivel y luego incluso en las más profundas. “Es un problema grave que potencialmente puede afectar a miles de hogares lujanenses”, había alertado el Municipio.

El presagio terminó por cumplirse. Los primeros vecinos en levantar la voz sobre esta situación fueron los del barrio El Quinto. A mediados de diciembre, desde la agrupación Pehuen Luján elevaron una nota al Municipio para exponer “la falta de agua en los domicilios que tienen perforación. Se ha vuelto desesperante la situación de las familias, que tienen que volver a realizar perforaciones a precios elevadísimos. El que lo pudo hacer, se empeñó de por vida en préstamos bancarios o particulares. Y el que no lo puede hacer está sufriendo las consecuencias del único bien necesario para la vida”, expusieron.

Desde una empresa local dedicada a perforaciones domiciliarias consultada por EL CIVISMO explicaron que “el número de napas subterráneas está bajando y cuesta mucho encontrar agua”. A partir del crecimiento de la demanda, dijo que los barrios más damnificados fueron el San Bernardo, El Quinto, El Ceibo, Champagnat, El Milagro y la localidad de Pueblo Nuevo. “No da abasto el día para trabajar”, sintetizó.

Además, la bajante de napas también trae consecuencias en el sistema de agua corriente ya que cae la presión de la red y hay menos caudal disponible. Esto generó decenas de quejas de vecinos en los últimos días.  

“Las napas están bajando mucho y de golpe. Hay barrios que cuentan con sistemas de bombeo que son antiguos como bombeadoras de diafragma o a varilla, que tienen más de 50 años. Entonces, al haber esta sequía, que no hay registro que haya bajado tanto la napa, esos sistemas no chupan más agua porque se fue más debajo de la capacidad que tiene esa bomba de sacarla”, explicó.

Según detalló, “un pozo estándar, en el acuífero Pampeano, puede tener hasta 40 metros de profundidad. Y después tenés el acuífero Puelche, que es el de consumo, que el mejor es a 70 metros aproximado. Pero las dos napas bajaron, se están secando. En Rodríguez y zonas cercanas, el primer nivel de agua del Puelche se fue a 30 metros, que se secó más que el Pampeano. De ahí es de donde sacan agua las grandes industrias de la zona”.

Si se tiene en cuenta que la recarga de los acuíferos se realiza a partir del agua de lluvia que se infiltra en el suelo -en estos últimos años hubo un déficit hídrico entre 500 y 600 milímetros por debajo del promedio-, la situación se podría agudizar ya que hay un 50 por ciento de posibilidades de que la falta de precipitaciones continúe en el primer trimestre del 2023, según los especialistas.

En ese contexto, la demanda por contratar los servicios de un pocero se multiplicó por 10: “Nosotros tenemos regularidad en el trabajo, tenemos trabajo todo el tiempo. Pero ahora la gente llama 10 veces más con temas de urgencia porque se quedaron sin agua de un día para el otro. Es de un día para otro, te dicen ‘ayer me anduvo’. En un día, la napa te puede bajar dos metros, ya se va a 9 metros y el bombeador no saca más”.

En algunos casos, los vecinos optan por “agregar una tira de caño más de 6 metros -un trabajo que cuesta entre 25.000 a 40.000 pesos-. La bomba la bajás, entra en el agua y anda un tiempo más. Pero depende de la perforación que tengas hecha. A veces las perforaciones son cortas, la querés bajar y tocan fondo. Entonces ahí hay que hacer una perforación nueva”.

En algunos casos, no hay otra opción que hacer un pozo de extracción nuevo. Allí los costos son mucho más elevados. “Todo el mundo que tiene bomba sumergible ahora tiene agua, porque están directas en la napa y de ahí elevan al tanque. Los otros sistemas están al límite”, explicaron.

“Hay lista de espera de hasta dos meses. Yo hasta mayo no puedo tomar perforación nueva. Lo que sí hago es sacar lo urgente, meter alguna perforación en el medio de lo programado. Porque, por ejemplo, las obras pueden esperar un poco más. Tratamos de atender lo urgente”, afirmaron desde una firma local del sector.

40%

de los vecinos de Luján se abastece con pozos particulares, principalmente desde el acuífero Pampeano. 

250.000

pesos cuesta -como mínimo- una perforación nueva.

 

Autor: Agustín Gigante

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