El norte argentino bajo tormenta: lluvias extremas, granizo y un clima cada vez más impredecible

ACTUALIDAD15/12/2025La Política AmbientalLa Política Ambiental
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Un fuerte temporal de lluvias intensas, granizo y vientos extremos azotó en los últimos días a varias provincias del norte argentino, dejando daños materiales, actividades suspendidas y una creciente preocupación por la recurrencia de eventos climáticos cada vez más severos. Catamarca, Santiago del Estero, Tucumán, Chaco, Corrientes y Misiones estuvieron entre las jurisdicciones más afectadas.

Lejos de tratarse de episodios aislados, las tormentas responden a un patrón que se repite con mayor frecuencia: precipitaciones concentradas en cortos períodos, granizo de gran tamaño y ráfagas de viento intensas, capaces de generar destrozos en zonas urbanas y rurales.

Catamarca: impacto en la capital y en el interior provincial

En San Fernando del Valle de Catamarca, el temporal se desató de manera repentina y obligó a suspender ferias y actividades públicas por razones de seguridad. La combinación de lluvia intensa, granizo y viento provocó daños en carpas, estructuras livianas y puestos de venta, afectando directamente a trabajadores y emprendedores locales.

Las alertas y las consecuencias del temporal se extendieron a distintos departamentos del interior provincial, entre ellos Valle Viejo, Fray Mamerto Esquiú, Paclín, Santa Rosa, El Alto, La Paz y zonas serranas, donde se registraron lluvias abundantes en cortos lapsos, con riesgo de anegamientos repentinos y complicaciones en caminos rurales.

Santiago del Estero: tormentas severas en Choya y zonas serranas

En Santiago del Estero, uno de los sectores más comprometidos fue el departamento Choya, donde se produjeron tormentas con lluvias intensas, ráfagas fuertes y caída de granizo. En localidades cercanas a zonas serranas y áreas rurales, el temporal generó dificultades en la circulación, cortes momentáneos de servicios y preocupación entre productores y pobladores.

Estos eventos impactaron sobre territorios que ya venían atravesando una situación de estrés hídrico prolongado, lo que agravó los efectos de las lluvias al encontrar suelos secos, compactados y con escasa capacidad de absorción.

Tucumán: vientos extremos y granizo en áreas urbanas

En Tucumán, el temporal se manifestó con ráfagas de viento muy intensas, lluvias fuertes y caída de granizo en distintos puntos de la provincia. Se registraron árboles caídos, voladuras de techos, cortes de energía eléctrica y serias complicaciones para la circulación tanto en la capital como en localidades del interior.

Chaco, Corrientes y Misiones: lluvias intensas y anegamientos

En el NEA, las tormentas alcanzaron a Chaco, Corrientes y Misiones, donde se registraron lluvias abundantes acompañadas de actividad eléctrica y vientos fuertes. En varias ciudades y pueblos, el agua acumulada en pocas horas provocó anegamientos temporarios, especialmente en barrios con infraestructura deficiente y sistemas de drenaje saturados.

En zonas rurales, la preocupación se centró en el impacto sobre caminos, viviendas precarias y actividades productivas, en un contexto económico ya atravesado por múltiples dificultades.

De la sequía extrema a la inundación: el agua que se pierde

Uno de los aspectos más críticos del temporal es que llegó luego de meses de sequía prolongada en gran parte del norte argentino. Provincias como Catamarca, Santiago del Estero y Chaco venían registrando déficit hídrico, ríos con caudales mínimos y serias dificultades para el acceso al agua, tanto para consumo humano como para la producción.

Sin embargo, la falta de infraestructura adecuada y de políticas de gestión integral del recurso hídrico hace que gran parte del agua caída se pierda. En lugar de ser captada, almacenada o infiltrada de manera planificada, las lluvias intensas escurren rápidamente, generan daños y no logran revertir el déficit estructural de agua.

La ausencia de sistemas de cosecha de agua, reservorios, mantenimiento de cauces y planificación territorial profundiza una paradoja cada vez más evidente: regiones que sufren sequías extremas también padecen inundaciones.

Cambio climático y eventos extremos

Desde una perspectiva ambiental, la seguidilla de tormentas severas en el norte argentino está directamente vinculada a la crisis climática. El aumento de las temperaturas y la inestabilidad atmosférica favorecen lluvias más intensas, granizo de mayor tamaño y vientos extremos, que se concentran en lapsos cada vez más breves.

Estos fenómenos impactan con mayor fuerza en provincias donde la infraestructura urbana y rural no está preparada para absorber eventos climáticos de esta magnitud.

Un desafío urgente para las provincias

Los temporales recientes dejaron en evidencia que la adaptación al cambio climático ya no es una discusión a futuro. Implica reforzar sistemas de alerta temprana, invertir en infraestructura hídrica, planificar el uso del suelo y promover políticas que permitan aprovechar el agua cuando llega y reducir los daños cuando falta.

Mientras tanto, cada nueva tormenta expone las mismas falencias: pérdidas económicas, comunidades vulnerables y un territorio cada vez más expuesto. El clima extremo ya es parte del presente del norte argentino y exige respuestas integrales que articulen ambiente, agua y justicia social.

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