El joven porteño que ganó un premio como uno de los 30 educadores ambientales más influyentes del mundo

Martín Griffin forma parte del programa Escuelas Verdes del gobierno de la Ciudad de Buenos Aires. “Los jóvenes son los agentes para cambiar el mundo del futuro”, sostiene

ACTUALIDAD22/09/2024La Política AmbientalLa Política Ambiental
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Los buenos docentes son los que suelen dejar esa marca indeleble en sus alumnos. Un profesor apasionado por su materia puede hacer que alguno de esos jóvenes abracé la misma actividad. En ese sentido, Martín Griffin es un educador de 29 años que integra el programa Escuelas Verdes del ministerio de Educación de la Ciudad y fue reconocido a nivel mundial por acercar a los chicos de los secundarios porteños en la temáticas de cambio climático. “El rol de la juventud es fundamental”, afirma en forma precisa y resumida.

Siempre que habla Griffin parece estar dando clase. No le importan las características de su audiencia. Puede estar frente a pocos o muchos, adolescentes o adultos. De cualquier forma, a cada una de sus palabras las llena de pasión.

Pasión por la educación
Martín impulsa la Escuela de Líderes Climáticos, un proyecto destinado a los jóvenes de las escuelas secundarias porteñas. “Capacitamos a los estudiantes en temáticas de cambio climático y de liderazgo. La idea es que ellos se conviertan en agentes de cambio en sus escuelas y sus comunidades”, cuenta Griffin.

Junto a un equipo del programa Escuelas Verdes, Griffin se presenta todas las semanas en un colegio porteño. “Es nuestra puerta de entrada a los chicos para convocarlos a que sean parte del proyecto”, afirma el licenciado en Gestión Ambiental.

Durante sus clases, el docente les explica a los estudiantes sobre el permafrost, una capa de suelo que debería estar eternamente congelado, pero que está derritiéndose; sobre el crecimiento de los océanos y la posibilidad de que algunas islas del Pacífico queden por tapadas por el agua. También sobre los fenómenos climáticos extremos, como sequías, inundaciones o tormentas, que se volverán más frecuentes cuanto más aumente la temperatura promedio en el mundo.

Griffin también aborda la importancia del Acuerdo de París, un pacto que firmaron todos los países del planeta en el que se comprometieron a no superar el incremento de 2 grados por encima de los niveles preindustriales. Habla, asimismo, sobre Greta Thunberg y de cómo la activista sueca empezó a interesarse ya en la escuela sobre el cuidado del medio ambiente.

Martín reconoce en las juventudes un rol fundamental en la lucha contra el cambio climático: “Son los agentes para transformar el mundo futuro en el que van a vivir ellos y que va a sufrir más las consecuencias del cambio climático. También son los ciudadanos del presente que pueden modificar la realidad actual”. Desde esa idea es que la Escuela de Líderes Climáticos busca interpelar a los estudiantes de las secundarias porteñas.

Por ejemplo uno de los problemas que trajo el cambio climático fue el aumento del nivel global del mar. En ese sentido, Argentina se encuentra entre los países con un amplio territorio costero que podría sufrir consecuencias por esta crecida. Una de esas zonas pertenece a la Ciudad de Buenos Aires y también al Conurbano (con 40 municipios involucrados) que forman el Área Metropolitana de Buenos Aires (AMBA).

La región del AMBA ya está dentro del ranking de los 20 grandes centros urbanos del mundo con riesgo de sufrir inundaciones por si ocurriera un calentamiento de 3 grados en la temperatura promedio del planeta Tierra en el futuro, según un estudio de científicos de Climate Central de los Estados Unidos. Así, el Río de la Plata podría avanzar sobre zonas costeras de Capital Federal (partes de Palermo, Belgrano, Núñez, Puerto Madero y la Reserva Ecológica Costanera Sur).

Los jóvenes, protagonistas del presente
A través del proyecto se realizan distintas actividades, capacitaciones y talleres. “También participan los docentes, pero siempre el rol preponderante los tienen los chicos”, aclara Martín. Durante el año se llevan a cabo encuentros y capacitaciones que vinculan a estudiantes de distintos establecimientos porteños para que debatan sobre la materia. “Hace poco tuvimos el Festival Inspira, Conecta, Actúa (FICA), en el que reunimos a 400 chicos de las escuelas de la Ciudad para trabajar y pensar soluciones para la crisis climática”, cuenta Griffin.

La clase avanza y Martín introduce una nueva temática: el liderazgo. Se explaya sobre las habilidades blandas y los espacios donde se pueden llevar a cabo distintas acciones y el tamaño de las mismas. Abre juego con los alumnos. Ellos proponen plantar más árboles y fomentar la transición energética. Un grupo arriesga modificar el Código Urbanístico. Así, a modo taller, Griffin deja hablar a los chicos, que se entusiasman y convierten la clase en una tormenta de ideas.

Martín indica que muchas de las actividades surgen de las charlas con los chicos y que, por eso, tienen una buena respuesta por parte de los estudiantes: “Suelen tener una participación activa y mostrar mucho interés porque justamente lo pensamos desde los chicos y para los chicos”. Y continúa: “Para nosotros es súper importante recuperar su mirada y su visión de estos temas para trabajar en conjunto y articular proyectos para afrontar la crisis climática”, explica el docente.

Premio para Martín Griffin
Por su trabajo, Martín fue reconocido por la Asociación Norteamericana de Educación Ambiental (NAAEE) con el premio EE 30 Under 30, otorgado a los 30 educadores ambientales menores de 30 años más destacados de todo el mundo. “Es un reconocimiento a mi carrera, pero no solo a la mía, sino también a todas las tareas que venimos realizando en la Escuela de Líderes Climáticos y el programa Escuelas Verdes”, expresa.

Martín relata que llegó a la temática durante su adolescencia y por casualidad: “Con un compañero buscábamos cosas para hacer en la escuela fuera de nuestro horario de clase y fue así como surgió la idea de hacer un proyecto juntos sobre la temática ambiental”. Así inició su camino que siguió con la Licenciatura en Gestión Ambiental y con la Maestría en Derecho y Economía del Cambio Climático, que aún está en curso.

Griffin también narra que con sus compañeros realizó actividades con chicos más chicos, incluso de nivel inicial. “Ahí noté el genuino interés de ellos y sentí el placer de enseñar, motivar y transmitir conocimientos. Ese fue mi primer paso e incentivo para comenzar mi camino como educador”, señala. Termina la clase y Martín ya piensa en la próxima. “Todo este trabajo en torno a la educación ambiental es un orgullo y me motiva un montón a seguir en esta dirección”, apunta. Siempre con pasión, porque está convencido de que el mundo puede ser un lugar mejor. Y mucho de ese futuro depende de los jóvenes.

Fuente: Infobae

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