
El Saneamiento en Crisis: Más del 72% de las Plantas de Tratamiento de Aguas Residuales en Argentina no Funcionan Correctamente
24/04/2025

En un contexto donde la gestión del agua se ha convertido en un desafío fundamental para la salud pública y la protección del medio ambiente, Argentina enfrenta una crisis silenciosa: más del 72% de las plantas de tratamiento de aguas residuales del país no funcionan correctamente. Esto tiene un impacto directo no solo en la calidad del agua que llega a los ríos y lagos, sino también en la salud de millones de argentinos que, al no ser correctamente tratadas, entran en contacto con líquidos contaminados.
El informe de 2023 elaborado por la Dirección Nacional de Agua Potable y Saneamiento reveló datos alarmantes: de las 600 plantas de tratamiento en el país, solo el 27,6% del agua residual es tratada adecuadamente. El resto, un 72,4%, se encuentra en condiciones de funcionamiento insuficientes, ya sea debido a la falta de mantenimiento, personal capacitado o la ausencia de componentes esenciales para un tratamiento efectivo. Esta situación ha dejado de ser un problema local para convertirse en una amenaza de salud pública.
El Estado del Saneamiento en el País: Un Sistema Desbordado
La falta de tratamiento adecuado de las aguas residuales tiene su origen en diversas causas. Entre ellas, la obsolescencia de las plantas, la falta de inversión, y la escasa capacitación del personal encargado de operarlas. A esto se suman problemas más graves como la inexistencia de plantas de tratamiento en ciudades importantes como Rosario, Santa Fe y Reconquista, en la provincia de Santa Fe, que descargan sus aguas residuales directamente al río Paraná. Este es el caso de miles de habitantes de localidades ribereñas que no tienen acceso a un sistema de saneamiento adecuado.
Lejos de ser un problema aislado, las provincias de Buenos Aires, Córdoba y Santa Fe concentran la mayor cantidad de plantas de tratamiento, pero también son las que enfrentan las mayores dificultades operativas. En Buenos Aires, por ejemplo, de las 122 plantas de tratamiento, más de la mitad no funcionan correctamente. Sin embargo, no solo la infraestructura está en crisis; también la gestión y la planificación urbana, factores que han agudizado la falta de acceso a un saneamiento adecuado.
La Amenaza para la Salud y el Medio Ambiente
El impacto de esta crisis no solo es ambiental, sino también sanitario. Las aguas residuales mal tratadas pueden contener patógenos, metales pesados y productos químicos peligrosos que, al llegar a los ríos, constituyen un riesgo directo para la salud humana. Francisco Dadic, médico y especialista en toxicología, alertó sobre los peligros de estar en contacto con agua contaminada. Los efectos dependen de la concentración y tipo de contaminante, que pueden incluir metales pesados como el plomo, arsénico, y cromo, que son carcinogénicos, además de microorganismos como la Escherichia coli, que está vinculada a enfermedades gastrointestinales.
El impacto ambiental es igualmente grave. Aguerreberry, especialista en saneamiento, señaló que el mal tratamiento de aguas residuales no solo afecta la calidad del agua potable, sino que puede alterar el ecosistema de ríos y lagos. En muchas localidades, las aguas de estos cuerpos se utilizan para regar cultivos o para actividades recreativas, lo que pone en riesgo la seguridad alimentaria y la salud pública.
Un Panorama Preocupante en las Provincias Más Afectadas
En la provincia de Santa Fe, cerca del 42,5% de la población vive en localidades donde no se realiza tratamiento de aguas residuales. Las soluciones se ven obstaculizadas por la falta de presupuesto y la ausencia de apoyo federal. El secretario de Agua y Saneamiento de la provincia, Leonel Marmirolli, reconoció que aunque se han implementado cobros para mejorar el mantenimiento de las plantas existentes, la construcción de nuevas plantas sigue siendo un desafío. Sin embargo, algunos avances en la expansión de la red de drenaje están en marcha, aunque no son suficientes.
En Córdoba, la situación parece mejorar lentamente. Según Edgar Castelló, secretario de Infraestructura Hídrica de la provincia, los últimos años han visto una serie de inversiones en plantas de tratamiento y un plan de rehabilitación que ha permitido mejorar la situación. Sin embargo, la falta de infraestructura en ciertas áreas sigue siendo un problema, y la expansión de la red cloacal sigue siendo una prioridad para garantizar un acceso adecuado al saneamiento en todo el territorio.
El Desafío de Buenos Aires y el Agua Potable
La situación es aún más compleja en la provincia de Buenos Aires, donde la alta concentración poblacional y la falta de planificación urbana han dificultado la implementación de soluciones efectivas. Aunque el 63,6% de la población tiene acceso a la red cloacal, muchas de las plantas existentes no funcionan correctamente, lo que agrava la crisis de saneamiento en la región.
En cuanto a la Ciudad de Buenos Aires, el acceso al agua potable también se ve afectado por la contaminación de ríos cercanos como el Río de la Plata y el Paraná. Si bien el director técnico de AySA, Alejandro Barrio, explicó que el agua utilizada para el consumo se extrae de zonas donde la contaminación es mínima, el vertido de residuos industriales sigue siendo un problema importante. Recientemente, el arroyo Sarandí se tiñó de rojo debido a la contaminación proveniente de industrias que vertieron pigmentos contaminantes en el agua.
Soluciones y Retos para el Futuro
La situación de las plantas de tratamiento en Argentina exige una acción urgente. El país necesita invertir en infraestructura, en capacitación del personal y en la construcción de nuevas plantas para tratar adecuadamente el agua residual. Si bien algunas provincias están comenzando a trabajar en soluciones, como la búsqueda de financiamiento internacional, el progreso sigue siendo lento.
La crisis del saneamiento no solo es una cuestión de infraestructura, sino también de concientización sobre la importancia de un tratamiento adecuado de las aguas residuales para proteger la salud de las personas y el medio ambiente. Es hora de que el Estado y la sociedad asuman la responsabilidad de garantizar el acceso al agua potable y al saneamiento en todo el país, especialmente en un contexto de cambio climático que intensifica los problemas de gestión del agua.
El agua es un recurso vital, y su gestión adecuada es esencial para el bienestar de las futuras generaciones. Es hora de tomar acción antes de que los daños sean irreparables.


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