
Blatten, el pueblo suizo que quedó sepultado por una avalancha provocada por el colapso de un glaciar: otra advertencia del clima extremo
29/05/2025

Un alud de lodo, roca y hielo arrasó con Blatten, un pequeño pueblo alpino en Suiza, dejando tras de sí una escena de destrucción total. El desastre fue provocado por el derrumbe de una gran sección del glaciar Birch, que se había vuelto inestable en los últimos días. Aunque los 300 habitantes ya habían sido evacuados por precaución, una persona permanece desaparecida y muchas viviendas quedaron completamente sepultadas.
“Hemos perdido nuestro pueblo, pero no nuestro corazón”
Conmovido, el alcalde Matthias Bellwald resumió el drama con una frase que recorrió Europa: “Hemos perdido nuestro pueblo, pero no nuestro corazón. Nos apoyaremos y consolaremos mutuamente. Tras una larga noche, volverá a amanecer”. La imagen es desgarradora, pero tristemente cada vez más común.
Una tragedia anunciada (y evitable)
Este no fue un accidente sorpresivo. Los geólogos venían alertando que el glaciar Birch mostraba signos de descomposición acelerada. En el contexto del calentamiento global, el deshielo masivo y la pérdida del permafrost —la capa de suelo congelado que actúa como "pegamento" natural en zonas de alta montaña— están generando condiciones extremas y peligrosas.
En 2017, una avalancha similar golpeó Bondo. Y en 2023, otro pueblo suizo, Brienz, fue evacuado por riesgo de derrumbe. La advertencia ya estaba escrita.
Los glaciares están desapareciendo, y más rápido de lo previsto
El informe más reciente sobre el estado de los glaciares suizos es claro: si no se logra limitar el aumento de temperatura global a 1,5 °C —el objetivo acordado en el Acuerdo de París— podrían desaparecer por completo antes de que termine el siglo.
El problema es que ese objetivo ya parece incumplido. Muchos climatólogos coinciden en que el deshielo de glaciares no solo va a continuar, sino que se va a acelerar, provocando más deslizamientos, inundaciones y desplazamientos forzados de comunidades enteras.
¿Y esto qué tiene que ver con Argentina?
Mucho más de lo que parece. En la Patagonia argentina también dependemos de los glaciares: son fuente de agua dulce, clave para el equilibrio ecológico y fundamentales para ríos, cultivos y generación eléctrica.
El retroceso glaciar ya está impactando el caudal de ríos como el Santa Cruz y el Mendoza, y modificando los ecosistemas de montaña. A su vez, aumenta el riesgo de desbordes, aludes y conflictos por el agua.
Además, hay una lección política y social que no podemos ignorar: frente a un clima cada vez más inestable, necesitamos medidas urgentes de adaptación, protección de glaciares y políticas públicas que pongan el ambiente en el centro.
No es una historia lejana: es un anticipo
Blatten no es solo un pueblo sepultado por el hielo y el lodo. Es una advertencia para todos. No hay región del mundo que esté a salvo de los impactos del cambio climático. Las decisiones que tomemos hoy van a definir si este tipo de tragedias se repiten... o si todavía estamos a tiempo de evitar que se conviertan en norma.


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