
Tala sin control en los humedales de Berisso: vecinos denuncian desmonte ilegal en una zona protegida
31/07/2025

El monte nativo del Río Santiago no crujió en silencio. Fueron los vecinos quienes alzaron la voz cuando vieron que las motosierras empezaban a trazar líneas de progreso donde debería haber respeto por la naturaleza. En plena zona protegida de los humedales ribereños de Berisso, se está llevando adelante una tala de árboles nativos que pone en jaque un ecosistema frágil y estratégico.
Las imágenes que circularon en redes y en los grupos vecinales son claras: árboles caídos, tierra removida, rastro de máquinas. Pero ninguna explicación oficial. No hay cartel de obra. No hay expediente público. No hay autoridad ambiental a la vista. Hay, sí, un grito que crece: ¿quién está autorizando este ecocidio encubierto?
La organización Nuevo Ambiente, que desde hace años trabaja en la defensa del cordón costero, fue contundente: “El lugar está siendo intervenido sin autorización. Es un avance ilegal sobre un área crítica para la biodiversidad”. La zona forma parte del humedal del Río de la Plata, uno de los ecosistemas más importantes del país, clave para la regulación hídrica, la absorción de carbono y el hábitat de especies amenazadas.
El reclamo ya fue elevado al Municipio de Berisso y a la Dirección de Áreas Naturales Protegidas de la provincia de Buenos Aires. Pero hasta ahora, el silencio institucional es más elocuente que cualquier comunicado. Nadie explica qué está pasando. Y ese silencio, en medio de troncos caídos y pájaros desplazados, duele como un acto de complicidad.
¿Desarrollo o destrucción?
No es la primera vez que se denuncia una situación similar. En la región, los avances sobre humedales suelen disfrazarse de “puesta en valor”, “limpieza del terreno” o “proyectos turísticos”. Pero los vecinos ya aprendieron a desconfiar. Saben que detrás de muchos desmontes suele asomarse la sombra del negocio inmobiliario o el interés de privados con poco compromiso ambiental.
Lo paradójico es que este sector del Río Santiago —junto a Punta Lara y Punta Indio— es de los últimos humedales costeros conservados del sur bonaerense. Allí habitan especies como el coipo, el cardenal amarillo y variedades de árboles nativos como el ceibo, el sauce criollo y el aliso de río. También se desarrollan actividades educativas, deportivas y culturales. En lugar de protegerlo, el Estado parece correr la vista.
Un síntoma de la desidia ambiental
El caso de Berisso no es aislado. Es parte de un patrón más amplio de inacción o permisividad que atraviesa al Estado en todas sus jurisdicciones. La Ley de Humedales sigue dormida en el Congreso, los sistemas de monitoreo ambiental son débiles o inexistentes, y las áreas protegidas se encuentran desfinanciadas y desbordadas.
Mientras tanto, el capital extractivo —sea bajo el nombre de urbanización, agroindustria o minería— sigue avanzando sobre los territorios con la lógica del “hecho consumado”. Se tala primero, se pregunta después.
Por eso, lo que ocurre en Berisso no es solo un conflicto local. Es una muestra de cómo se violenta la legalidad ambiental a cielo abierto, de cómo la conservación es ignorada cuando incomoda a los negocios, y de cómo la ciudadanía, una vez más, debe salir a defender lo que el Estado no cuida.


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