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La contaminación por arsénico en el agua continúa siendo una de las amenazas ambientales más graves en Argentina, con implicancias directas para la salud pública. Esta sustancia, aunque de origen natural, se ha convertido en un problema crítico debido a su presencia en las aguas subterráneas de varias provincias, generando riesgos de enfermedades graves y de difícil tratamiento.
En este contexto, el Instituto Tecnológico de Buenos Aires (ITBA)ha actualizado su Mapa de Arsénico, una herramienta clave que permite monitorear y visualizar la contaminación en las fuentes de agua de todo el país. A través de esta plataforma, se recopilan datos de cientos de muestras de agua, proporcionando una visión precisa sobre la calidad del agua en Argentina.
Un riesgo silencioso pero letal
El arsénico es un contaminante de origen natural proveniente de la erosión de rocas en los acuíferos, pero también puede ser generado por actividades humanas como la minería, el uso de pesticidas y la industria. El consumo prolongado de agua con niveles elevados de arsénico está relacionado con el desarrollo de graves enfermedades, como el cáncer de piel, vejiga y pulmón, malformaciones congénitas, enfermedades cardiovasculares, neurodegenerativas y daños renales. De hecho, la Organización Mundial de la Salud (OMS) ha clasificado al arsénico como un carcinógeno y lo considera uno de los diez contaminantes más peligrosos para la salud pública.
Recientemente, un estudio de la Universidad Nacional de Rosario, dirigido por el doctor Alejandro Oliva, director del programa de Salud y Medio Ambiente del Centro de Estudios Interdisciplinarios, ha alertado sobre el consumo masivo de agua contaminada con arsénico. Según la investigación, más de 17 millones de personas en Argentina están expuestas a niveles de arsénico superiores a lo que recomienda la OMS, lo que pone en riesgo la salud de una parte significativa de la población.
Mapa de exposición al arsénico: nuevas alarmas
El trabajo de Oliva también permitió la creación de un Nuevo Mapa de la Población Argentina Expuesta al Arsénico en el Agua de Consumo, un avance significativo respecto a intentos anteriores que habían mostrado limitaciones. A partir de 61 estudios seleccionados, se reveló que el 70% de la población argentina vive en zonas donde el arsénico en el agua supera los 10 microgramos por litro, el límite recomendado por la OMS.
Este nuevo mapa destaca que el 55% de la población —aproximadamente 17 millones de personas— está expuesta a niveles de arsénico peligrosos. Las provincias con mayor exposición incluyen La Pampa (87,98%), Catamarca (78,90%) y Buenos Aires (68,55%). El doctor Oliva subrayó la necesidad urgente de tomar conciencia sobre la magnitud de este problema y la implementación de un sistema de vigilancia ambiental y epidemiológica para monitorear la calidad del agua en todo el país.
Zonas más afectadas por la contaminación
El Mapa del Arsénico del ITBA, además de actualizarse con los últimos datos disponibles, ha revelado que las áreas más afectadas por la contaminación son diversas y se extienden principalmente por el Centro, Sur y Norte de Argentina:
Comparativa con países limítrofes
El problema del arsénico no es exclusivo de Argentina. Los países vecinos también enfrentan desafíos similares en cuanto a la contaminación del agua por esta sustancia:
- En Bolivia, regiones del sur como Tarija y Potosí han reportado altos niveles de arsénico en las fuentes de agua, generando preocupaciones similares a las de Argentina.
En el caso de Chile, aunque los niveles de arsénico en agua son menores que en Argentina, el norte del país, especialmente Antofagasta y Atacama, también enfrenta niveles significativos, debido a la geología rica en arsénico. Sin embargo, Chile ha implementado políticas más estrictas para controlar el acceso a agua potable segura.
- En Paraguay, el problema del arsénico en las aguas subterráneas es más local, afectando principalmente al Chaco paraguayo, aunque aún no ha alcanzado la magnitud de la crisis argentina.
¿Qué hacer frente a esta crisis?
Ante estos alarmantes datos, es urgente que tanto los gobiernos nacionales como provinciales tomen medidas para mejorar la calidad del agua y proteger a la población. El Nuevo Mapa del Arsénico es un llamado a la acción para poner en marcha políticas públicas más efectivas que incluyan sistemas de filtrado de agua, acceso a tecnologías de tratamiento y vigilancia constante de la calidad del agua potable.
El proyecto también pone de relieve la importancia de la participación ciudadana en el monitoreo de la calidad del agua. Miles de habitantes de las zonas más afectadas colaboran enviando muestras de agua para ser analizadas, lo que ha permitido tener un panorama más claro sobre la situación en todo el país. Solo a través de un esfuerzo conjunto entre científicos, gobiernos y la sociedad será posible enfrentar este grave problema de salud pública.
En conclusión, la contaminación por arsénico en el agua es una crisis que requiere atención inmediata. Si no se toman medidas urgentes, millones de argentinos seguirán expuestos a riesgos para su salud, con consecuencias que podrían empeorar en las próximas décadas.
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