Colombia marca un hito mundial: declara toda su Amazonía como zona libre de gran minería e hidrocarburos

INTERNACIONAL01/12/2025La Política AmbientalLa Política Ambiental
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En un movimiento histórico para la protección ambiental global, Colombia se convirtió en el primer país del planeta en declarar la totalidad de su Amazonía como una zona libre de gran minería e hidrocarburos, blindando más de 483.000 km² de selva frente a nuevas actividades extractivas. La decisión, anunciada durante la COP30 en Belém do Pará, redefine el rol del país en la acción climática internacional y envía un mensaje contundente a la región: la Amazonía no se negocia.

Un liderazgo que interpela a toda Sudamérica

Durante el Encuentro de Ministros de Ambiente de la OTCA, la ministra (e) Irene Vélez Torres presentó la medida y llamó a los países amazónicos a construir una “Alianza Amazónica por la Vida”. El objetivo: convertir la selva en el corazón de la justicia ambiental, la acción climática y la paz con la naturaleza.

“La Amazonía no conoce fronteras. Cuidarla exige caminar juntos”, afirmó Vélez Torres.
“No es un sacrificio económico: es una inversión ética en el futuro de la humanidad.”

Aunque Colombia representa solo el 7% del bioma amazónico, decidió protegerlo por completo, reafirmando su política de “potencia de vida”.

Qué implica la declaratoria

El Gobierno del Cambio oficializó al bioma amazónico colombiano como Reserva de Recursos Naturales Renovables, una figura que prohíbe cualquier expansión de:

  • Gran minería
  • Nuevos proyectos de hidrocarburos
  • Infraestructura extractiva asociada

La medida aplica en los departamentos de Amazonas, Caquetá, Guaviare, Guainía, Putumayo y Vaupés, zonas críticas donde la minería ilegal, la apertura de vías y el acaparamiento de tierras venían fragmentando ecosistemas esenciales.

Por qué es tan importante esta decisión

La Amazonía colombiana:

  • Alberga el 10% de las plantas conocidas del planeta
  • Regula el clima continental
  • Sostiene el ciclo del agua y abastece los páramos andinos
  • Garantiza el suministro hídrico para millones de personas

“Es una decisión de vida. Busca evitar la degradación del bosque, la contaminación de los ríos y la pérdida de biodiversidad”, explicó la ministra Vélez Torres.

Actualmente existen 43 bloques de hidrocarburos y 286 solicitudes mineras en el bioma amazónico. Su activación podría desatar impactos irreversibles para el clima regional y global.

Una medida también social y cultural

La decisión reconoce que la Amazonía es hogar de 1,2 millones de personas, mayoritariamente indígenas, campesinas y afrodescendientes, guardianes históricos del bosque.

La declaratoria se articula con:

  • El Plan Nacional de Contención de la Deforestación
  • La NDC 3.0
  • La Transición Energética y Ecológica Justa

El objetivo es blindar el territorio y asegurar una política de largo plazo que no dependa del vaivén político.

Hacia una acción amazónica regional

En la COP30 también se lanzó la Comisión Especial de Medio Ambiente y Clima (CEMAC), un espacio regional para coordinar acciones en:

  • Biodiversidad, bosques y agua
  • Delitos ambientales
  • Desarrollo sostenible
  • Inclusión de pueblos indígenas

Colombia respaldó de lleno esta hoja de ruta y propuso consolidar la CEMAC como el gran articulador de la Declaración de Belém.

Entre sus propuestas destacan:

  • Fortalecer la lucha regional contra los delitos ambientales
  • Integrar biodiversidad y clima en una misma agenda
  • Impulsar una transición energética justa y ética
  • Avanzar hacia un acuerdo multilateral para eliminar progresivamente los combustibles fósiles
  • Exigir a los grandes emisores más ambición climática y financiamiento

Un mensaje que trasciende fronteras

Con esta declaratoria, Colombia reafirma que la Amazonía es más que un territorio: es un sistema vivo que sostiene el equilibrio climático del continente y del planeta.

“No se trata de cuánto extraemos, sino de cuánto somos capaces de cuidar”, concluyó Vélez Torres.

En un año marcado por retrocesos globales en políticas ambientales, Colombia elige un camino distinto: uno donde la selva tiene más valor en pie que convertida en recurso. Un mensaje que resuena —y desafía— a toda la región amazónica.

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