La sequía golpeó al algodón en el norte de Santa Fe
"No creí que la sequía le iba a pegar tan fuerte al algodón", así resume la situación de las plantaciones en el norte de Santa Fe el productor Darío Zbinder que apuesta al textil desde hace varios años, "repartiendo la superficie con otros cultivos".
CAMBIO CLIMÁTICO09/03/2022La Política AmbientalLas lluvias están apareciendo poco a poco en esta lenta retirada de La Niña y en los últimos días dejaron buenos acumulados en la zona de Romang, "pero el daño por la falta de humedad ya está hecho". "En los años que llevo sembrando algodón y en los períodos secos que atravesamos, siempre cayeron las sojas, los maíces y los trigos, pero el textil se las bancaba, lo que no ocurrió en esta oportunidad", indicó el productor santafesino.
En los días previos a las precipitaciones del inicio de marzo, al norte de Avellaneda se comenzaron cosechar algunos lotes, con rendimientos por debajo de los mil kilos por hectárea. "La calidad seguramente tampoco será buena", y serán los análisis los que determinen los parámetros de micronel y la longitud de la fibra que entreguen las primeras cosechas. "El capullo está muy liviano y se habla de que está pesando dos gramos, cuando en otros años llega a pesar entre tres y tres gramos y medio", detalló Zbinder.
"En la zona norte de la provincia, el caballito de batalla siempre fue el algodón pero en esta campaña fue para mí una sorpresa el alto impacto negativo que tuvo en el cultivo la sequía, que aún no termina", añadió.
ESPERANZA EN LA FECHA TARDÍA
El productor de la zona de Romang, sembró cien hectáreas repartidas entre fechas tempranas, en los inicios de octubre, y tardías al promediar noviembre. "Se comenzó el cultivo con el agua que les sobró a los antecesores y la única lluvia de buen milimetraje fue en noviembre, momento en el que nos esperanzamos creyendo que se terminaba la sequía", comentó Darío Zbinder.
El sembrado, como ocurrió en buena parte del norte del país, desde entonces debió soportar más de cuarenta días de muy elevadas temperaturas y escasa humedad. "En las pésimas condiciones del cultivo, las hectáreas sembradas tarde son las que más chances tienen de entregar algunos kilos más", decía a NORTE el productor mixto que sembró el mayor porcentaje de las cien hectáreas en fecha temprana, en la primera quincena de octubre.
DOSCIENTAS TONELADAS MENOS
La expectativa de rendimientos en las chacras de Zbinder, hasta fines de febrero, se estimaba entre seiscientos y ochocientos en algunos lotes y entre mil y mil doscientos en otros. En la comparación con las campañas anteriores los números son muy inferiores: en el año agrícola 2019-2020, el promedio obtenido fue de 2.800 kilos y en el 2020-2021 fueron 2.700 kilos. "En cien hectáreas, si hoy saco setenta toneladas implica que serán doscientas toneladas menos que ingresaran a la economía de una explotación agropecuaria familiar como la nuestra", analizó el chacarero santafesino.
Los números no serán positivos, pero no dejarán con deudas al productor de Romang ya que las compras de las provisiones las realiza en pre campaña. En este sentido decía que "por suerte no tengo nada de insumos para arreglar con la cosecha, pero el problema es que hay que preparar el próximo año agrícola".
COSECHAR COMO ESTÉ
Las lluvias llegaron, pero tarde para las primeras siembras y con un poco más de expectativa para las últimas. "Ahora queda esperar y ver qué se levanta al momento de la zafra de los campos", remarcó Darío Zbinder. El otro interrogante que surge ahora es cómo va a reaccionar la planta, que en algunos lotes había comenzado a formar follaje y cargar flores.
El productor cuenta con cosechadora propia lo que lo lleva a afirmar que "igual se realizará la cosecha, aunque sea poca la carga". La maquinaria fue adquirida antes de comenzar a incluir el algodón en los campos que Zbinder trabaja con su padre en lo que es una pequeña empresa familiar. La disponibilidad de la herramienta es lo que le permite afirmar que ingresarán a cosechar, "a sabiendas de que será magro el rendimiento en kilos y en calidad de fibra".
"Hasta la campaña anterior nos fue bien, ahora nos tocó un año malo y no queda otra opción que tranquilizarse y palear la situación, tal vez echando mano a la caja de la ganadería o de lo que dejó el girasol", resumió Darío Zbinder, desde la zona de Romang en la provincia de Santa Fe.
RIESGO CAMPESINO
SÁENZ PEÑA (Agencia) – La recomendación siempre es que no se apueste al único cultivo en una empresa a cielo abierto como es el campo y así hace su trabajo Darío Zbinder. "En el caso nuestro, hacemos un poco de girasol, algodón y soja, además de algo de ganadería para la que también implantamos pasturas", explicó el productor del norte santafesino.
Con el girasol le fue "bastante bien", pero a la soja la perdió por efecto de la sequía y los calores intensos. El poroto lo sembró "alrededor del 20 de diciembre y nació bastante bien". "En nuestra zona todo lo que sembró en fechas cercanas a la Navidad se perdió, el cultivo soja tuvo una buena emergencia pero después se agotó porque fue implantado con un aporte de lluvias de entre 13 y 15 milímetros, en directa sobre un rastrojo de avena, con mucho barbecho; nació bien y con el correr de los días se fueron perdiendo las plantas, hasta hacerse inservible el lote", relató.
"Se perdió el cultivo y no me empeciné en resembrarlo como ocurrió con algunos vecinos que hicieron dos siembras y a todas las perdieron. No sirve planificar una resiembra con las condiciones de sequía que atravesábamos, por ese motivo paré la pelota y la tierra quedó para ser destinada a otro cultivo, cuando se pueda", decía Darío Zbinder.
En las consideraciones finales, con la resignación de la gente que trabaja la tierra reconoció que "el campo es así, es un negocio sin techo en el que hay que esperar seis meses después de tirar la semilla a la tierra y el final puede ser bueno, pero también puede ser muy malo".
SÁENZ PEÑA (Agencia)
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