Chaco: secuestran topadora y cargamento ilegal de quebracho colorado en operativos

ACTUALIDAD18/09/2025La Política AmbientalLa Política Ambiental
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En dos operativos realizados en Pampa del Infierno y Taco Pozo, la Dirección de Bosques del Chaco, junto con la Policía provincial, secuestró maquinaria pesada y madera extraída de forma ilegal del monte chaqueño. Se trata de un nuevo capítulo en la lucha contra la deforestación, una problemática que avanza sin freno sobre los últimos relictos de bosque nativo del país.

Tala ilegal en Pampa del Infierno

El primer procedimiento se llevó a cabo a 12 kilómetros de Pampa del Infierno, donde se detectó una intervención forestal no autorizada. En el lugar, inspectores incautaron una topadora Caterpillar D8 y diversas herramientas utilizadas para la actividad ilegal. El equipo era operado por un hombre domiciliado en Los Frentones. Todo el material quedó bajo resguardo del municipio.

Quebracho sin papeles en Taco Pozo

Horas más tarde, a unos 90 kilómetros al norte de Taco Pozo, agentes interceptaron un camión cargado con postes de quebracho colorado sin ningún tipo de documentación que respaldara su procedencia. La carga y el vehículo también fueron incautados.

Desde el Gobierno provincial remarcaron que estas acciones demuestran el compromiso con la defensa de los recursos naturales, la preservación del monte chaqueño y el cumplimiento estricto de la normativa forestal vigente.

El quebracho colorado: una especie amenazada

El quebracho colorado no es solo un árbol: es símbolo del norte argentino. Por su madera dura y su alto contenido en taninos, fue históricamente explotado por la industria maderera y del cuero. Pero esta sobreexplotación lo llevó al límite. Desde 1998, está catalogado como especie en peligro por la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN).

Además de ser clave para el ecosistema, el quebracho es hábitat de fauna nativa como el oso hormiguero, el pecarí y el yaguareté. Su tala indiscriminada amenaza no solo la biodiversidad, sino también los modos de vida de comunidades rurales y originarias.

Desmonte a escala industrial

Según datos de Greenpeace, entre noviembre de 2020 y julio de 2025 se desmontaron 167.684 hectáreas de bosque nativo solo en Chaco. Una superficie equivalente a ocho veces la Ciudad de Buenos Aires.

La organización documentó los desmontes en pleno Impenetrable y advirtió sobre su ilegalidad, ya que muchos de ellos se realizan en zonas protegidas por la Ley Nacional de Bosques (N° 26.331). En 2019, Greenpeace presentó un amparo ante la Corte Suprema contra las provincias de Chaco, Salta, Formosa, Santiago del Estero y el Estado Nacional. El objetivo: frenar los desmontes ilegales y proteger el hábitat del yaguareté, especie en peligro crítico de extinción.

La Corte Suprema aceptó el caso y declaró su competencia, pero el fallo aún está pendiente.

Una deuda ambiental que sigue creciendo

Desde la Asociación Argentina de Abogados Ambientalistas (AAdeAA) vienen acompañando reclamos judiciales y sociales contra los desmontes ilegales en la región chaqueña. La organización ha advertido que los operativos de control, aunque necesarios, no alcanzan si no se actúa sobre las cadenas de comercialización ilegales, los actores políticos y empresariales que lucran con la deforestación, y la falta de políticas públicas sostenidas en el tiempo.

Además, desde distintas ONGs y colectivos socioambientales se reclama mayor participación ciudadana, acceso a la información ambiental y transparencia en las autorizaciones forestales.

El monte no es infinito

Chaco es una de las provincias con mayor cobertura de bosques nativos del país, pero también una de las más afectadas por la deforestación. Los operativos de Pampa del Infierno y Taco Pozo son una señal alentadora, pero también reflejan una realidad crítica: el avance constante de la frontera agropecuaria y maderera sobre uno de los ecosistemas más valiosos y frágiles del continente.

Sin justicia ambiental real, sin aplicación efectiva de las leyes, y sin voluntad política de frenar los desmontes, el monte chaqueño —y con él, toda su vida— seguirá desapareciendo ante nuestros ojos.

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