
Murió Pupy, la elefanta trasladada desde el Ecoparque porteño al Santuario de Elefantes Brasil
ACTUALIDAD12/10/2025
La Política Ambiental
Pupy, la elefanta que había sido trasladada en abril pasado desde el Ecoparque porteño al Santuario de Elefantes Brasil, murió tras sufrir un colapso repentino luego de varios días de malestar gastrointestinal. El ejemplar, que había pasado sus últimos meses bajo cuidados especializados en el estado de Mato Grosso, fue despedido con profundo pesar por el equipo del santuario.
Según informaron desde la organización, el fallecimiento ocurrió durante la noche, después de que Pupy mostrara debilidad y se desplomara pese a la rápida asistencia veterinaria. En los días previos había presentado molestias gastrointestinales intermitentes y pérdida de apetito, aunque había mostrado signos de mejoría. La tarde anterior a su muerte expulsó aproximadamente un kilo y medio de piedras oscuras, un hecho inusual que podría haber influido en su estado de salud.
Luego de ese episodio, la elefanta comenzó a aislarse y evidenció un cambio drástico en su comportamiento. El personal permaneció junto a ella en todo momento hasta que, al acercarle agua, Pupy se tambaleó y cayó. Kenya, otra elefanta residente y su compañera cercana, reaccionó de inmediato mostrando inquietud mientras observaba el procedimiento veterinario. La profesional a cargo, Trish, intentó reanimarla, pero el animal murió pocos segundos después.
Posteriormente, un equipo de patología inició las tareas de autopsia con el objetivo de determinar las causas precisas de su muerte. Desde el Santuario de Elefantes Brasil explicaron que los resultados podrían conocerse en un plazo de hasta tres meses y que, en muchos casos, resulta complejo establecer con exactitud el motivo del fallecimiento debido a las secuelas derivadas de una vida en cautiverio.
El comunicado difundido por el santuario también relató la reacción de Kenya, quien permaneció toda la noche junto al cuerpo de Pupy. Para los cuidadores, ese gesto reflejó el profundo lazo entre ambas y la empatía característica de estos animales.
Scott, responsable del traslado de Pupy y de su compañera Kuky desde Buenos Aires, recordó que al conocerlas por primera vez le sorprendió su estado físico y las secuelas visibles de años en condiciones de encierro. En ese primer contacto, advirtió temblores en el tronco y el ojo de Pupy, signos de problemas de salud que la acompañaron desde entonces.
La organización compartió además una imagen captada días antes por el sistema de cámaras del santuario, en la que se observa un momento de interacción entre ambas elefantas. “Fue un gesto de vulnerabilidad y profunda confianza —expresó el comunicado—. Al permitirlo, Pupy finalmente conoció algo que nunca había experimentado: la prioridad y protección de otro elefante.”
En relación con Kenya, el santuario informó que continuará bajo observación y acompañamiento. La mañana siguiente a la muerte de su compañera, emitió un largo ronquido al ver a los cuidadores, y con el paso de las horas comenzó a tranquilizarse gracias al apoyo del equipo que la asiste.


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