Récord de contaminación por glifosato en Entre Ríos: una señal de alarma ambiental

El arroyo Las Conchas, en la provincia de Entre Ríos, registra la mayor concentración de glifosato en sedimentos detectada hasta ahora en Sudamérica. El hallazgo revela el fuerte impacto de la actividad humana sobre los ecosistemas acuáticos y vuelve a encender las alertas sobre el uso intensivo de agroquímicos.

Región Litoral18/06/2025La Política AmbientalLa Política Ambiental
arroyo conchas

Una reciente investigación científica encendió una luz roja en el mapa ambiental argentino. El arroyo Las Conchas, que corre dentro de la reserva natural Parque San Martín, fue identificado como el curso de agua con el mayor registro de glifosato en sedimentos de todo Sudamérica: 5002 microgramos por kilo (µg/kg). Este dato, impactante por sí solo, es apenas una parte de un panorama mucho más preocupante.

El estudio fue presentado en el VIII Congreso de Salud Socioambiental, celebrado en Rosario, y estuvo a cargo de un equipo interdisciplinario con investigadores del Conicet, la Universidad Nacional del Litoral, el INTA y el Instituto Nacional de Limnología. La publicación completa será difundida próximamente en la revista científica Water Environment Research.

¿Qué está pasando en los arroyos de Entre Ríos?
El equipo de investigación analizó cuatro arroyos entrerrianos —Las Conchas, Espinillo, Crespo y Las Tunas— todos afluentes del río Paraná. Lo que encontraron fue más que preocupante: además del altísimo nivel de glifosato, se registraron mezclas de agroquímicos, agua negra con olor pútrido, niveles críticos de oxígeno y un dato espeluznante: en pruebas de laboratorio, el 100% de los renacuajos expuestos al agua murieron en menos de 24 horas.

La contaminación proviene de un combo de fuentes: actividades urbanas, industriales y sobre todo agrícolas. Entre ellas, el uso intensivo de herbicidas como el glifosato, que se acumulan principalmente en los sedimentos de los arroyos, según explicó el investigador Rafael Lajmanovich (Conicet).

“Existe acumulación de sustancias en los sedimentos, sobre todo glifosato, que es el marcador. Allí el agua no está tan contaminada, pero se acumula en el fondo”, detalló Lajmanovich.

No es nuevo, pero es más grave
Lo más inquietante es que esto no es una sorpresa. Investigaciones desde al menos 2008 ya advertían sobre la presencia de pesticidas en arroyos de Entre Ríos y Santa Fe. Lo nuevo es la magnitud del impacto, documentado ahora con datos concretos y actuales.

Y esto no es un problema local. La región agrícola más productiva del país —la Pampa Húmeda— ha sido identificada como uno de los puntos críticos de glifosato en el mundo, debido al modelo de agricultura intensiva que domina en Argentina.

¿Y ahora qué?
La investigación no se queda solo en el diagnóstico. En sus conclusiones, los científicos remarcan la urgencia de revisar el modelo productivo actual y adoptar prácticas más sostenibles. También subrayan la necesidad de reforzar los controles ambientales y promover políticas públicas que protejan el agua dulce, un recurso vital para todos.

Durante el Congreso, que reunió a más de cincuenta investigadores bajo el lema "El rol de las Ciencias ante la Crisis Civilizatoria", el médico y presidente del evento Damián Verzeñassi fue contundente:

“La crisis civilizatoria nos desafía a repensar nuestros modelos de convivencia, producción y ciencia. Necesitamos construir soluciones colectivas para los desafíos ambientales, sociales y de salud que enfrentamos a nivel global”.

¿Por qué debería importarte?
Porque el agua que contamina un arroyo hoy, llega al Paraná mañana, y de ahí al grifo de millones de personas. Porque lo que sucede en una reserva natural de Entre Ríos no es un caso aislado: es una muestra del costo oculto de los sistemas de producción que sostienen nuestro consumo diario. Y porque si no actuamos ahora, no habrá mucho que salvar después.

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