"La Niña” causa una sequía en «cuotas» en Misiones: El impacto del cambio climático y las sequías recurrentes
Región Litoral04/02/2025La Política AmbientalEl comienzo de 2025 está marcando un panorama alarmante para la provincia de Misiones, con la región atravesando una sequía que se siente en “cuotas”, interrumpida por lluvias parciales y esporádicas. Este fenómeno, aunque aún no completamente confirmado por los organismos internacionales, parece estar vinculado a “La Niña”, un fenómeno climático que, en los últimos años, ha mostrado efectos devastadores a nivel global.
Un inicio de año seco
En la primera semana de enero, la región ya experimentó una falta preocupante de lluvias, lo que sumado a las altas temperaturas propias del verano, agudizó el problema de la escasez hídrica. La sequía en Misiones, que afecta tanto a las áreas rurales como urbanas, tiene impactos significativos en la producción agrícola, el abastecimiento de agua potable y el ecosistema local. Este fenómeno es cada vez más frecuente debido al cambio climático, que intensifica las sequías en muchas zonas de Argentina y del mundo.
La primera quincena de enero, por ejemplo, se mostró extremadamente seca, con precipitaciones muy por debajo de los niveles normales. En Posadas, la lluvia fue de solo 73,6 mm, lo que representa el 44% del valor normal para este mes (168,7 mm, de acuerdo con el promedio climático 1991-2020 del Servicio Meteorológico Nacional). Si bien en el norte de la provincia, como en Iguazú, las precipitaciones fueron más generosas, la sequía está afectando más intensamente al sur y centro de la provincia.
¿Qué es La Niña y cómo influye?
La Niña, un fenómeno natural relacionado con el enfriamiento anómalo de las aguas del Pacífico ecuatorial, tiene repercusiones directas en el clima global. En Argentina, este fenómeno suele traducirse en una disminución de lluvias en algunas regiones y un aumento de las temperaturas en otras. Los pronósticos actuales señalan que La Niña podría persistir hasta marzo de 2025, aunque estos pronósticos, como siempre, son inciertos.
Lo cierto es que, en la práctica, si La Niña se extiende más allá de lo esperado, las consecuencias para la región misionera podrían ser aún más graves. Esto agravaría la sequía ya instalada, afectando gravemente la agricultura, la fauna local y los recursos hídricos. La sequía no solo disminuye el caudal de los ríos y arroyos, sino que también favorece la propagación de incendios forestales, cuya temporada podría prolongarse más de lo habitual.
¿Qué nos espera en febrero?
Aunque los pronósticos indican que en febrero las lluvias podrían alcanzar los 140 mm en Posadas, la realidad es que muchos expertos ya advierten que estos valores pueden no cumplirse. La situación sigue siendo incierta, y aunque se prevé alguna que otra tormenta, las precipitaciones serán aisladas y no alcanzarán a compensar la falta de agua acumulada.
En este escenario, se deberán tomar precauciones ante el riesgo de incendios forestales, que aumentan por la baja humedad y las altas temperaturas. Además, es crucial mantener las alertas activas sobre la propagación del mosquito transmisor del dengue, pues la falta de lluvias contribuye a la acumulación de agua en pequeños reservorios que favorecen la reproducción del vector.
La sequía como un síntoma del cambio climático
Lo más alarmante de este fenómeno es que no se trata solo de un mal temporal, sino de un patrón cada vez más frecuente y vinculado al cambio climático. En los últimos años, Misiones ha experimentado variaciones climáticas cada vez más impredecibles, con olas de calor extremas, sequías recurrentes y lluvias torrenciales fuera de temporada. Las temperaturas extremas, las lluvias erráticas y la menor capacidad de recuperación de los ecosistemas locales son claros indicios de que el cambio climático está afectando a nuestra provincia.
Desde el ámbito agrícola, la sequía está afectando principalmente a los cultivos de yerba mate, té, y la producción frutal, sectores claves para la economía local. La falta de lluvias no solo disminuye el rendimiento de estos cultivos, sino que también incrementa los costos operativos de las producciones que dependen de la irrigación.
Por otro lado, los ecosistemas locales están experimentando un estrés creciente, con áreas forestales más susceptibles a incendios, alteración de hábitats y pérdidas de biodiversidad.
Un llamado a la acción
Ante este panorama, es fundamental que, tanto el gobierno como la sociedad en su conjunto, tomen medidas más concretas para hacer frente a las consecuencias del cambio climático. La implementación de políticas públicas que promuevan la conservación de los recursos naturales, la eficiencia en el uso del agua y el fortalecimiento de la infraestructura verde, son algunas de las acciones que se deben priorizar.
Además, el involucramiento de los jóvenes es clave. Esta es una problemática que afecta directamente a las nuevas generaciones, quienes están llamados a ser los verdaderos protagonistas de la transición hacia un modelo más sostenible. A través de la concientización, el activismo y la adopción de prácticas responsables, podemos mitigar los efectos de fenómenos como La Niña y contribuir al cuidado de nuestro entorno.
En definitiva, lo que vivimos en Misiones hoy es solo un reflejo de un problema mucho mayor: el cambio climático. Y si bien los pronósticos de La Niña pueden dar un respiro temporal, lo cierto es que nuestra región ya está experimentando los efectos de un fenómeno global que vino para quedarse, y que nos obliga a pensar en un futuro más resiliente y sostenible para todos.