El Informe del Clima en Argentina 2024: El Gobierno eliminó el cambio climático

ACTUALIDAD08/04/2025La Política AmbientalLa Política Ambiental
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El informe final del “Estado del clima en Argentina 2024” presentado esta semana por el Servicio Meteorológico Nacional (SMN) parece tener mucho más que ofrecer que solo su impactante portada de tonos rojos y anaranjados. A pesar de la apariencia llamativa y la mención de eventos climáticos extremos como olas de calor y frío, lo que realmente ha sorprendido es el silencio sobre el cambio climático y el calentamiento global, términos que, curiosamente, han desaparecido de la versión definitiva del informe, a diferencia de la preliminar publicada en noviembre pasado.

El reporte de este año resalta algunas alarmantes realidades: la temperatura media del país ha superado los promedios históricos, posicionando 2024 como el segundo año más cálido desde 1961. También se menciona que 2024 fue el año más seco en más de 60 años y que los niveles de gases de efecto invernadero, como el dióxido de carbono y el metano, han seguido su ascenso a valores récord. A esto se suma el aumento de la temperatura de los océanos y la aceleración del derretimiento de los glaciares y el nivel del mar.

Sin embargo, detrás de estos datos, algo parece haberse perdido en la narrativa oficial. Fuentes internas del SMN alertan que las nuevas directrices del gobierno, lideradas por la conducción de Antonio José Mauad, se han visto marcadas por una política de censura y autocensura respecto a la mención de estos términos clave. Según informes no oficiales, la administración del SMN ha recibido instrucciones de evitar referirse abiertamente al “cambio climático” y el “calentamiento global”, algo que se ha hecho evidente en la edición del informe final.

En un contexto más amplio, el gobierno de Javier Milei ha mostrado una postura de minimización del discurso sobre la emergencia climática. Ejemplo de esto fue la abrupta decisión de retirar a la delegación argentina de la COP 29 en Azerbaiján el año pasado, un acto que generó gran controversia. Además, la propuesta de fusionar el SMN con el Instituto Geográfico Nacional (IGN), impulsada por el Ministerio de Defensa, ha sumado incertidumbre sobre el futuro del organismo, incrementando los temores sobre la posible reducción de personal y el cambio de enfoque.

El “nuevo enfoque” sobre el clima que se propone desde el gobierno apunta a evitar una visión centrada exclusivamente en las responsabilidades humanas, sugiriendo en su lugar una aproximación “más integral” que combine innovación tecnológica y desarrollo económico. Esto ha sido interpretado por muchos como un intento de despolitizar el tema y evitar compromisos que puedan generar fricciones internacionales o internas, especialmente en un contexto de creciente presión social por la acción climática.

El informe 2024 del SMN y las decisiones detrás de él reflejan la creciente brecha entre la urgencia de la ciencia y la postura oficial frente a la crisis climática. Los datos continúan indicando que los efectos del cambio climático son cada vez más evidentes y devastadores, pero parece que la narración oficial ha cambiado de tono, buscando suavizar el mensaje y evitar la confrontación directa con los problemas estructurales que enfrenta el país.

Si algo ha quedado claro es que el SMN y sus investigaciones siguen siendo fundamentales para monitorear los patrones climáticos y las catástrofes naturales. Sin embargo, la interrogante sigue siendo: ¿quién y cómo se tomará el pulso a un fenómeno global que sigue amenazando la estabilidad de nuestros ecosistemas y nuestra economía, cuando las herramientas que deberían darnos los datos más precisos parecen estar siendo despojadas de su capacidad crítica?

La realidad es que, mientras la narrativa oficial se transforma, los datos climáticos continúan arrojando evidencias de un futuro cada vez más incierto. Y aunque en 2024 la temperatura y los eventos extremos se han elevado a niveles históricos, el debate sobre el cambio climático en Argentina parece estar pasando por un proceso de reconfiguración que podría tener graves implicancias en la forma en que el país enfrenta esta crisis global.

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