Uruguay: El gobierno entrante revisará la flexibilización de los requisitos de deforestación: un paso hacia la sostenibilidad

INTERNACIONAL24/01/2025La Política AmbientalLa Política Ambiental
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Uruguay ha consolidado en los últimos años su producción forestal debido a que es uno de los principales exportadores de celulosa de fibra corta del mundo. EFE/ Federico Anfitti

La preocupación por el impacto ambiental de las industrias en Uruguay ha sido un tema recurrente, sobre todo cuando de actividades como la forestación se trata. En este sentido, uno de los puntos más polémicos de la gestión saliente es el reciente decreto que flexibiliza los requisitos ambientales en el sector forestal. La administración electa, encabezada por el futuro ministro de Ambiente, Edgardo Ortuño, ya ha anunciado que revisará esta normativa, considerando que va en contra de las intenciones del gobierno entrante de fortalecer la institucionalidad ambiental del país.

Un decreto que cambia las reglas del juego

El decreto cuestionado, que modifica una ley de 1987 y fue actualizado en 2021, introduce varias modificaciones que facilitan los trámites administrativos para las grandes plantaciones forestales. Entre las principales modificaciones, se destaca el reemplazo de la Autorización Ambiental Previa (AAP) por una Autorización Ambiental Especial. Este cambio permite que los productores de plantaciones de más de 100 hectáreas en terrenos ya forestados comiencen las actividades de plantación sin tener que esperar la autorización final del Ministerio de Ambiente, siempre y cuando hayan informado con 30 días de antelación a la Dirección Nacional de Evaluación Ambiental (Dinacea).

Por otro lado, para las plantaciones de menor escala, entre 40 y 100 hectáreas, el decreto exige un registro especial ante la Dinacea, que puede mantenerse por hasta 30 años, cubriendo tres ciclos forestales completos. Además, la nueva normativa también permite redefinir los terrenos que se consideran forestales, flexibilizando aún más las condiciones para el aprovechamiento de suelos.

Las críticas: un enfoque ambientalmente riesgoso

Edgardo Ortuño, el ministro designado, criticó fuertemente el decreto al señalar que "no coincide con la institucionalidad ambiental con la que se quiere caracterizar Uruguay". A su juicio, flexibilizar los controles ambientales y facilitar los trámites sin un análisis riguroso de impacto ambiental puede tener consecuencias serias en la sostenibilidad del país. "No podemos flexibilizar los controles ambientales si queremos mantener a Uruguay como un país sostenible y responsable con el planeta", afirmó.

El futuro ministro destacó la importancia de llevar a cabo estudios más exhaustivos sobre los impactos de la forestación y de adoptar un enfoque más riguroso en la regulación del sector. "Si hablamos de un Uruguay natural, debemos apostar por la rigurosidad en los controles y en los estudios de impacto ambiental", subrayó.

La importancia de un enfoque integral para la sostenibilidad

Uno de los compromisos más importantes del gobierno electo es adoptar un enfoque transversal en la lucha contra el cambio climático y la contaminación. Ortuño adelantó que en su gestión se buscará la colaboración de otros ministerios, como el de Ganadería, Agricultura y Pesca, y la Cancillería, para trabajar de manera conjunta en la protección del medio ambiente.

De esta forma, el nuevo gobierno buscará garantizar que las decisiones relacionadas con el uso de los recursos naturales no solo sean eficaces, sino también responsables, pensando siempre en las generaciones futuras y en la preservación de la biodiversidad local.

La tensión con Argentina: ¿un conflicto que se amplía?

Uno de los temas que subyace en el debate sobre la forestación en Uruguay tiene que ver con los conflictos que genera la actividad en las zonas limítrofes con Argentina, sobre todo en lo que respecta a la instalación de pasteras. La relación entre ambos países ha estado marcada por disputas ambientales, especialmente por los efectos que las pasteras uruguayas pueden tener sobre los ecosistemas compartidos. La expansión de las plantaciones forestales, a menudo, ha sido vista como una amenaza para los recursos naturales transfronterizos, lo que ha agudizado las tensiones entre ambos países.

En este contexto, las decisiones del gobierno uruguayo tienen un impacto directo sobre la relación con Argentina, que ha expresado su preocupación por la contaminación y la deforestación provocada por la expansión de la industria forestal en Uruguay. En un momento donde los desafíos ambientales son globales, resulta crucial encontrar soluciones que respeten tanto el equilibrio ecológico como las relaciones diplomáticas.

El camino por delante

La revisión del decreto por parte del gobierno entrante es un paso importante hacia una gestión más responsable y alineada con los principios de sostenibilidad. En un momento donde el cambio climático y la degradación ambiental son problemas globales de primer orden, Uruguay no puede permitirse tomar atajos que puedan poner en riesgo su rica biodiversidad y sus recursos naturales.

La promesa de revisar y reforzar los controles ambientales en la forestación es un avance hacia una gestión más consciente y responsable, en la que la preservación del entorno natural y la búsqueda de soluciones para mitigar el impacto de las industrias deben ir de la mano. Si Uruguay quiere seguir proyectándose como un país "natural" y sostenible, este tipo de decisiones son clave para consolidar esa imagen, tanto dentro como fuera de sus fronteras.

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