Grave contaminación del agua en Mendoza: advierten que el acuífero en Perdriel enfrenta uno de los peores desastres ambientales de la provincia

El Departamento General de Irrigación reconoció que la contaminación del acuífero en Luján de Cuyo representa uno de los problemas ambientales más críticos de Mendoza. El saneamiento, a cargo de YPF, avanza lentamente y el daño afecta incluso a pozos vinculados a fincas y bodegas de la zona.

Región Cuyo29/04/2025La Política AmbientalLa Política Ambiental
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Foto: Walter Moreno/Mdz

La provincia de Mendoza enfrenta un escenario alarmante en materia ambiental: el acuífero de la subcuenta El Carrizal, ubicado en la zona de Perdriel (Luján de Cuyo), está contaminado por sustancias químicas altamente tóxicas y, según autoridades provinciales, se trata de uno de los problemas ambientales más graves del territorio.

Así lo confirmó Fabio Lorenzo, director de Gestión Ambiental del Departamento General de Irrigación (DGI), durante una entrevista con el programa Digamos Todo, del medio MDZ. “Irrigación trabaja arduamente desde hace mucho tiempo para encontrar la mejor alternativa para enfrentar esta problemática, que probablemente sea una de las más serias de la provincia”, sostuvo el funcionario.

La contaminación del acuífero está directamente vinculada con la actividad de la refinería de YPF en la zona. Los análisis de agua detectaron la presencia de benceno y MTB (metil terbutil éter), ambos compuestos químicos de uso industrial, con efectos nocivos para la salud humana y el ambiente. El benceno, en particular, es reconocido por su potencial cancerígeno.

Un sistema de limpieza que no alcanza

El plan de saneamiento actual está a cargo de la empresa YPF y bajo supervisión del Departamento General de Irrigación. Consiste en la captación continua del agua subterránea afectada a través de una red de pozos distribuidos en la zona contaminada. Esa agua es tratada en una planta que emplea procesos físicos y químicos para separar los contaminantes, y luego es reinyectada al acuífero.

Sin embargo, los resultados han sido insuficientes. El propio Lorenzo reconoció que el ritmo de limpieza no ha sido el esperado. “Hace algunos años se advirtió que el ritmo de saneamiento no era el adecuado. Por eso se solicitó reforzar el sistema: aumentar la cantidad de pozos y maximizar el bombeo de agua”, explicó.

Con estas nuevas medidas, la planta de tratamiento pasó de procesar 800 metros cúbicos diarios a 2.800, triplicando su capacidad. Aun así, persisten los impactos visibles en la zona.

Pozos clausurados y viñedos en riesgo

El daño ambiental ya se refleja en las fuentes de agua subterránea. Según estimaciones oficiales, de los 120 pozos registrados en la región afectada, al menos 30 presentan distintos niveles de contaminación. Algunos han debido ser reemplazados o clausurados.

Esto ocurre en un área donde se concentran importantes fincas y bodegas, claves para la economía regional y para la identidad productiva de Mendoza. La pérdida o inutilización de fuentes de agua no solo representa un problema ambiental, sino también una amenaza para la producción agrícola y vitivinícola.

Un llamado de atención sobre los pasivos ambientales

El caso del acuífero de Perdriel vuelve a poner en agenda los desafíos que enfrenta el país en cuanto a la gestión de pasivos ambientales generados por actividades industriales. La lentitud en el saneamiento, la falta de prevención y la presión sobre los recursos hídricos agravan una situación que afecta directamente a comunidades locales y a la sustentabilidad de los territorios.

En Mendoza, donde la disponibilidad de agua es limitada por naturaleza, cada incidente de esta magnitud exige respuestas rápidas, transparentes y efectivas. A la espera de resultados concretos en el saneamiento, el caso sigue siendo observado de cerca por especialistas, ambientalistas y vecinos de la zona.

 

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