Córdoba: algo huele mal en Monte Cristo hace más de 20 años

ACTUALIDAD18/07/2025La Política AmbientalLa Política Ambiental
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Por más de dos décadas, vecinos de Monte Cristo, en el este de Córdoba, conviven con olores nauseabundos cuya fuente principal es la planta de tratamiento de residuos industriales de IBS Córdoba S.A. Aunque la empresa hace foco en su misión ambiental, los reclamos vecinales persisten sin soluciones concretas.

Una planta en la entrada de la ciudad
IBS está ubicada en la zona de acceso a Monte Cristo, aunque pertenece administrativamente a Mi Granja, localidad que le otorgó la habilitación municipal. Cuenta con una capacidad estimada de tratamiento de 115.000 toneladas por año, y procesa residuos industriales, agrícolas y ganaderos para convertirlos en mejorador de suelos. Sin embargo, la degradación de esa materia genera fuertes olores, especialmente durante el calor y la humedad.

Denuncias vecinales desde hace más de una década
Aunque la planta opera desde principios de la década de 2000, las denuncias más sistemáticas comenzaron alrededor de 2013–2014, cuando vecinos exigieron una auditoría ambiental. La Secretaría de Ambiente de Córdoba concluyó que IBS había excedido su capacidad autorizada para tratar suero y materia orgánica degradable, lo que generaba fermentaciones malolientes. La empresa fue intimada a no recibir residuos por encima de ese límite, aunque no se hicieron públicas sanciones posteriores ni se verificó que redujera su volumen de recepción.

Roles municipales: quiénes estuvieron al frente

  • Fernando Marcelo Gazzoni (diciembre 2007–diciembre 2019): en 2014 reconoció públicamente la situación tras conversaciones con la provincia. Admitió que “los vecinos iban a tomar medidas, incluido yo mismo”, aunque su gestión no avanzó con medidas concretas para sanear el conflicto.
  • Daniel Haniewicz (diciembre 2019–actualidad, julio 2025): actual intendente. Su discurso de campaña prometió soluciones, pero no hay registros públicos de acciones específicas frente a IBS ni declaraciones sobre el impacto ambiental o sanitario de la planta. Su gestión priorizó temas como seguridad, empleo y desarrollo local, pero el capítulo ambiental con IBS no figura en la agenda pública municipal ni provincial

Olores que persisten, voces que no cesan
Vecinos de barrios como El Talar, y zonas de Mi Granja y Villa Giardino, describen mañanas y tardes irrespirables durante el verano. Algunos reportan irritación ocular, malestar general, y dificultades para ventilar sus hogares.

Por su parte, IBS sigue operando bajo la habilitación otorgada por la comuna de Mi Granja —fuera del ejido municipal de Monte Cristo— sin que se conozcan nuevas auditorías o controles recientes, ni respuesta oficial a los reclamos.

¿Qué queda por hacer?
Monte Cristo vive un problema ambiental que viene de largo: más de 20 años de actividad industrial sin soluciones, y al menos una década de denuncias documentadas sin avances visibles. Los vecinos buscan:

  • Auditorías ambientales actualizadas e independientes.
  • Monitoreo continuo de calidad del aire en zonas afectadas.
  • Evaluación del impacto en la salud comunitaria.
  • Revisión de la habilitación y jurisdicción de IBS.
  • Pronunciamiento claro y acción concreta por parte del municipio y la provincia.


Este conflicto interpela especialmente a la población joven: no se trata solo de olores, sino de vivir con dignidad y salud en lugares que deberían ser territorio de bienestar, no de abandono ambiental.

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