Un tesoro ambiental escondido en la Patagonia
Una nueva investigación sugiere que los bosques de kelp generan hasta $562 mil millones de dólares cada año al aumentar la productividad pesquera, eliminar nutrientes dañinos del agua de mar y secuestrar dióxido de carbono. Por El Mar, una fundación argentina, trabaja para preservar el corredor de Bosques de macroalgas de la Patagonia y dar a conocer su valor excepcional.
Región Patagonia12/05/2023La Política AmbientalPor Armando Cabral
Un reciente estudio de la revista científica Nature Communications, cuantificó el valor económico de los bosques sumergidos de macroalgas en el mundo. La investigación fue encabezada por Aaron Eger, un científico marino que se dedica a abordar el conocimiento científico (ambiental, social y económico) con el objetivo de solucionar los problemas que atraviesan los océanos en el planeta.
Los bosques de macroalgas son un ecosistema formado por algas pardas gigantes de distintas especies que forman bosques en las costas frías y rocosas del mundo, también llamadas kelp. Ocupan el 28% de las costas del planeta y, a nivel global, se ha perdido aproximadamente 40% de este ecosistema.
Mediante la información que Eger ha ido investigando y acumulando, pudo medir cuánto valor entregan los bosques de macroalgas, considerando sus aportes a la pesca, el ciclo de nutrientes y su capacidad de absorber dióxido de carbono, lo que los convierte en un aliado indispensable contra el fenómeno del calentamiento global y el desarrollo de la economía global.
Por el Mar (PEM), es una organización de conservación marina independiente impulsada por un equipo de científicos, conservacionistas, activistas, comunicadores y expertos en políticas públicas, que trabaja activamente para dar a conocer y proteger los bosques sumergidos tan valiosos para los argentinos y el mundo. “Estos bosques de estructuras tridimensionales y de rápido crecimiento (algunas de las especies de macroalgas que forman parte de este ecosistema pueden crecer 40 cm diarios y alcanzar más de 30 metros de largo) proporcionan refugio, alimento y hábitat para cientos de especies, desde microorganismos hasta grandes depredadores. También, contribuyen al ciclo de nutrientes, la filtración de agua y la protección de la línea de costa, además de jugar un papel clave en la mitigación del cambio climático, ya que son altamente efectivos en la captura de carbono del océano a través de la fotosíntesis” explica Carolina Pantano, bióloga marina y coordinadora de conservación en Por el Mar (PEM).
Las cifras recogidas en el estudio publicado el 18 de abril en Nature Communications, son contundentes y determinan que, en las costas de todo el mundo, los bosques de macroalgas generan un promedio de 500 mil millones de dólares al año. ¿Cómo se llegó a este valor? El cálculo sugiere que los bosques sumergidos generan 147 mil dólares por hectárea al año, un número hasta tres veces mayor de lo que habían determinado anteriores cálculos.
Además de eliminar el nitrógeno del agua contaminada, los bosques de macroalgas son hábitat para más de mil valiosas especies de peces y mariscos. Según el estudio, los bosques de algas proporcionan una cosecha promedio para la pesca de más de 900 kilogramos por hectárea al año.
Los bosques de kelp en Argentina
En nuestro país, aún quedan una gran cantidad de zonas por relevar, por lo que es difícil contar con precisión la cantidad de hectáreas de bosques sumergidas de la especie Macrocystis pyrifera que existen (esas que Aaron Eger valuó en 147 mil dólares cada una). Pero, sin dudas, se trata de un número grande, ya que desde el sur de la provincia de Chubut crece un corredor costero de bosques sumergidos que pasan por Santa Cruz y llegan hasta Tierra del Fuego e Islas del Atlántico Sur, siendo hacia el sur aún más extensos y abundantes.
Carolina Pantano, asegura que “a pesar de que los bosques de macroalgas cubren kilómetros y kilómetros de la costa patagónica, los planes para su conservación y el conocimiento sobre este ecosistema en nuestro país son muy escasos. Aún así, la profunda importancia ecológica, y socioeconómica que estos bosques submarinos representan, debe empezar a tener más visibilidad. En algunos lugares del mundo ese valor ya está calculado en millones (Australia, Sudáfrica para mencionar algunos), pero en Argentina aún debemos estudiar con más profundidad este ecosistema para poder tener datos de su extensión, distribución y los servicios ecosistémicos que provee”.
Por causa de la acción humana, la degradación de estos bosques de algas ocurre entre dos y cuatro veces más rápido que la de los bosques tropicales o los arrecifes de coral. En el caso de los bosques marinos patagónicos, estudios recientes aseguran que estos ecosistemas son de los mejor conservados y menos afectados por el cambio climático a nivel global.
Natalia Aga Milovic, quien también trabaja como bióloga marina en la fundación Por El Mar, cuenta que parte de su trabajo es “buscar evidencia científica para que los tomadores de decisiones conozcan la importancia de proteger estos bosques; no solamente por su capacidad de hacerle frente al cambio climático, sino porque dan sustento a gran parte de las actividades económicas que se dan en el mar. Estoy segura de que si pudieran ver y escuchar cómo es el mundo de los bosques de kelp, si pudieran ver la cantidad de especies que conviven en ellos, llenos de movimiento, colores, ruidos, vida, con eso alcanzaría. Estamos hablando de un ecosistema que sustenta importantes redes tróficas del océano.”
Por El Mar, junto a otros investigadores, viene realizando periódicamente expediciones científicas en la provincia de Santa Cruz y Tierra del Fuego para investigar, descubrir y promover este tesoro oculto en el mar Argentino: los bosques sumergidos de la Patagonia.
La nota de Nature Communications que informa sobre los billones que valen las macroalgas, concluye que, al tratarse de un estudio que contempla sólo tres de todos sus valores ecosistémicos para realizar la medición económica y, siendo que sólo se consideraron algunos pocos géneros de la especie, el monto calculado está evidentemente subestimado y se multiplicará en el futuro, en la medida en que avancen las investigaciones.
El tan grande como incalculable valor de los bosques sumergidos de macroalgas es un faro de esperanza ante la crisis ambiental global. Una solución basada en la naturaleza para combatir el cambio climático y para ayudar a que nuestro planeta alcance el equilibrio que necesitamos todos los seres que habitamos en ella.
Fuente: lalicuadoratdf
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